La Ruta de los Valles es un recorrido por los espacios naturales mejor conservados de la comarca de Hellín: los Valles de Agramón y Las Minas, surcados por los ríos Mundo y Segura y divididos por la Sierra de Los Donceles.
En las fértiles vegas que forman los valles de estos ríos, vamos a disfrutar paseando por las huertas de árboles frutales y por los extensos campos de cultivo del arroz “Bomba”, que está considerado como uno de los mejores arroces que existen en el mundo. Ascenderemos también a lo alto de la Sierra de Los Donceles, para entrar de lleno en uno de los más salvajes e intactos reductos de monte mediterráneo.
Valle de Agramón
Entraremos al Valle por el desvío a Minateda-Agramón que arranca de la N-301, a la altura de El Tolmo. Seguiremos esta carretera comarcal A-14 hasta llegar a Minateda, pequeña pedanía donde se encuentran los abrigos que albergan las famosas Pinturas Rupestres, que datan del Paleolítico. Se trata de uno de los más representativos vestigios del Arte Rupestre Levantino.
Poco más adelante llegamos a la aldea de La Horca. A nuestra derecha vamos flanqueados por la Sierra de Cabeza Llana, y a la izquierda por el curso del Arroyo de Tobarra.
El valle se abre a partir de aquí, dejando tras de sí numerosos pequeños yacimientos correspondientes a poblamientos que en su día controlaban el paso hasta la pedanía de Agramón. Continuamos nuestro recorrido y tomamos la carretera que sale de Agramón en dirección a Las Minas. Tras cruzar el puente sobre el Río Mundo, debemos estar muy atentos ya que a unos 200 metros, en una curva muy cerrada, se encuentra el inicio con el indicador del Camino de Aníbal, que parte a nuestra derecha por una pista forestal que nos conduce por la zona de piedemonte y que transcurre paralela a la vega del río.
El siguiente indicador nos introduce en la montaña propiamente dicha.
Tras la subida es aconsejable hacer una primera parada en el collado, desde donde podremos contemplar una impresionante y bellísima panorámica de todo el Valle de Agramón y el Volcán de Cancarix. Y si deseamos escalar un poco, desde este mismo punto y a la derecha del camino, podremos acceder hasta el pico de los Donceles, punto más alto de la Sierra.
Valle de las Minas
Comenzamos entonces el descenso que nos conduce al nuevo valle, surcado por el Río Segura. Llegamos hasta el paraje del Prado Piñero, llamado así por la abundancia de pinos carrascos y donceles, que son los que dan nombre a esta sierra. Al final de esta bajada nos encontraremos con un nuevo paisaje determinado por los tortuosos meandros del río Segura, que discurre formando numerosas playas y que nos sorprenderá por la belleza de su vegetación exuberante y de sus profundas gargantas y desfiladeros.
Siguiendo por la margen izquierda del río encontraremos hermosos parajes entre los que destaca La Chamorra y La Cerrada del Maeso. Al salir de estos desfiladeros, el paisaje vuelve a cambiar bruscamente y la peculiar geología del terreno pasa a convertirse en la protagonista, dando lugar a curiosidades tales como el pitón volcánico del Salmerón o las formaciones azufrosas, que dieron origen a una importante actividad minera durante siglos y que será nuestro próximo destino: el poblado de Las Minas, al que llegaremos desde El Maeso, dejando éste a nuestra izquierda y continuando por el camino que llevamos.
Arrozales en La Chamorra. Foto: Antonio Callejas Gallar.
Poblado de las Minas
El poblado de Las Minas se encuentra situado en la margen izquierda del río Segura, próximo a su confluencia con el río Mundo. Recibe este nombre a causa del alumbramiento de azufre que existe en la zona, y que al parecer se explotaba ya en época romana. La primera constancia documental de estas minas es de 1569, pero es a partir del siglo XVIII cuando están en plena producción. A mediados del siglo XIX casi la totalidad del azufre español, imprescindible para la fabricación de la pólvora, proviene de las minas de Hellín.
Este hecho originó que el pueblo creciera notablemente. El contexto favorable de la Primera Guerra Mundial y de la Guerra Civil Española contribuyó al aumento de la producción, pero el agotamiento de los filones más ricos y más tarde la competencia con el azufre francés y americano provocaron su cierre en 1960. En 1980 toda la pedanía de Las Minas, que era -y aún hoy lo es- coto privado, se vendió por un precio de siete millones y medio de pesetas.
La visita es muy interesante y merece la pena pasear por sus inmediaciones, descubriendo los vestigios del pasado. La configuración actual presenta un paisaje caracterizado por enormes depósitos de escoria (material de desecho de los hornos) que llegan a constituir auténticos montes en los que solo crecen ocasionalmente plantas de matorral. Sobre ellos quedan restos de varios conjuntos de hornos cilíndricos, minas en desuso, antiguos transformadores que proporcionaban la energía para propulsar los «malacates» con los que subían y bajaban a los obreros a las minas, restos de la línea de ferrocarril, etc. En la parte alta nos encontramos restos de los edificios que daban servicio a la población; desde la ermita hasta la cárcel, pasando por un cine o un almacén de provisiones.
Cañon de los Almadenes
Pasadas las casas de la pedanía, existe una zona de casas semirrupestres o casas cueva donde vivían la mayor parte de los obreros. La mayoría de ellas están pintadas con azulete que es un desinfectante natural.
Abandonamos esta pedanía, por una pista asfaltada en buen estado, siguiendo el valle, que nos conduce a la antigua estación de ferrocarril. A nuestra izquierda encontraremos un camino que debemos seguir, pues éste es el que nos lleva al «Cañón de Los Almadenes». Pasamos bajo un túnel que conecta con un antiguo pozo minero. Sin abandonar este camino pasaremos junto a una pequeña central eléctrica y seguiremos hasta que termina. A partir de aquí hemos de continuar caminando durante unos metros para adentrarnos en la pasarela metálica que nos permitirá introducirnos dentro del propio cañón. Una vista espectacular nos espera allí, metidos de lleno en el rugido de las aguas del río Mundo que ha taladrado durante miles de años este fantástico paisaje de altísimas paredes calcáreas.
Margen del río Mundo
Volvemos sobre nuestros pasos y retornamos siguiendo ahora la margen del río Mundo. De esta forma nos encontraremos con «La Junta», que es lugar en donde el Mundo afluye en el Segura. Otro lugar de belleza impresionante, paisaje verde, de arrozales inmensos en los que se cultiva el famoso arroz «Bomba».
Ahora hemos de regresar a Las Minas y, antes de llegar, se debe tomar la carretera que, a nuestra derecha, parte en dirección Agramón. A unos cuatro kilómetros nos encontraremos con un cruce a la derecha que nos lleva al Poblado Camarillas. Visitaremos las casas del mismo, desde donde se contempla una panorámica del pantano de su mismo nombre.
Luego retornaremos y, antes de llegar al cruce, nos desviaremos a nuestra izquierda, hacia la presa. Pasado el túnel podremos disfrutar de otra impresionante vista del Cañón de Los Almadenes.Es hora de regresar hacia Agramón, pero durante el camino de vuelta el paisaje nos ofrece otras mil excusas para detenernos a recrearnos.