El Abrigo Grande se localiza en Minateda, una pedanía situada al sur de Hellín, en la Sierra de Cabeza Llana, aprovechando un área rocosa producto de la erosión natural de la roca llamada biocalcarenita y en un entorno natural de gran belleza geológica. También se conoce con el nombre de la Cueva de las Figuras, ya que en ella podemos contemplar más de seiscientos motivos agrupados en escenas e individualmente, tanto de animales como de figuras antropomorfas. En el primer caso nos encontramos ante figuras muy naturalistas y figurativas fáciles de identificar, como pueden ser caballos, toros, cabras y ciervos. En el caso de los seres humanos, se distinguen escenas de caza y de guerra, con la presencia de arqueros o motivos de la vida cotidiana además de figuras aisladas, tanto de estilo naturalista, con un gran detallismo, como esquemático, donde las figuras se solucionan con trazos sencillos. Para la realización de las pinturas se emplearon pigmentos naturales como el óxido de hierro e instrumentos como plumas, ramas y los propios dedos.

Este Abrigo Grande fue descubierto en mayo de 1914 por Juan Jiménez Llamas, un almeriense que trabajaba al servicio de Federico de Motos y de Henri Bueil. El segundo es uno de los más importantes investigadores sobre arte rupestre de Europa en la primera mitad del siglo XX. Breuil llega en abril de 1915 a Minateda y comienza a trabajar realizando los calcos que le sirven de base para la edición de su trabajo en 1920. Sobre esta labor se establecen diversas fases evolutivas y cronológicas que fueron fundamentales para la investigación de este tipo de arte.

Posteriormente, a lo largo del tiempo es visitado por diversos especialistas hasta llegar a nuestros días. Cada uno de ellos realiza revisiones parciales corrigiendo la interpretación de diversas figuras y estableciendo diferentes modelos cronológicos que han suscitado controversia: por una parte, los que defienden que son de época epipaleolítica y, por otro lado, los que consideran su inicio en el Neolítico.

Lo que queda claro es que los autores de estas pinturas fueron grupos de seres humanos de la prehistoria reciente que culturalmente debieron de situarse entre las sociedades cazadoras y recolectoras y los grupos agricultores para llegar a la Edad del Bronce.

Finalmente, en cuanto al significado de estas pinturas, es difícil conocer con exactitud el mensaje que pretendían transmitir, pero se trata, sin duda, de un código representativo complejo de una gran belleza y misterio que se nos escapa, evolucionando a lo largo de su propio tiempo.

De interés

Recién restauradas, las pinturas rupestres de Minateda fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998.
Todo debemos hacer un esfuerzo para su conservación y preservación con el fin de legarlas a las generaciones futuras.

Pinturas Rupestres de Minateda

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